Hace unos meses, Andrea Zanon escribía sobre la cumbre del G7. Uno de los puntos clave en la reunión en el Reino Unido fue que el impulso del cambio climático se estaba construyendo cuando el Grupo de los Siete Países reafirmó su total respaldo a El Acuerdo de París de 2015 y ratificaron su compromiso a trabajar juntos para contener el aumento de temperatura a menos de 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales
Andrea Zanon escribió en junio sobre la cumbre del G7. Una de las claves de la reunión en el Reino Unido fue que el impulso del cambio climático se estaba formando cuando el Grupo de los Siete reafirmó su total respaldo al Acuerdo de París de 2015 ratificando su compromiso a trabajar juntos para frenar la subida de temperatura a menos de 1,5ºC por encima de la era preindustrial.
La Cumbre del Clima en Glasgow (UK), en noviembre de 2021 ofrece un lugar para apurar la adopción de “estándares climáticos” sólidos para cuidar el ecosistema y la economía mundial. La mayoría de los Ministros de Finanzas de Países del G20 y 70 bancos centrales ya trabajan para que ocurra, creando medidas formales de integración en la arquitectura financiera global, con el fin de tener éxito en la 26a Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (CP26). Deberán, entre otros aspectos, adaptar sus marcos de stress-testing para cuantificar mejor el riesgo financiero asociado con este problema.
Respecto a la huella de carbono de los países, los que más emiten CO2 per cápita son los principales productores de petróleo en el Medio Oriente (sobre una base por persona). Las naciones de mayor tamaño, con las emisiones promedio en exceso altas también tienen los desechos totales de carbón elevadas, e incluyen: Australia (17), Estados Unidos (16,2) y Canadá (15,6); cifras expresadas en toneladas por año e individuo.
Para tener una posibilidad razonable de lograr el objetivo de 1,5°C comprometido por las naciones del G7 en Glasgow, se debe reducir a la mitad las emisiones totales para fines de 2030. En otras palabras, Andrea Zanon considera que se deben obtener reducciones de desechos similares a las logradas a lo largo de 2020 debido al bloqueo mundial causado por la pandemia de Covid de aquí hasta los próximos 9 años.
La opinión de Andrea Zanon es que, lamentablemente, resultará inalcanzable conseguir estas reducciones.
Cabe destacar que a pesar de que se creen restricciones, el clima seguirá empeorando con efectos terribles en la vida de todos. Un claro ejemplo de la gravedad de estas emisiones es que de junio a agosto de 2021, el incendio forestal de Siberia (Rusia) ha emitido casi mil millones de megatoneladas de dióxido de carbón en la atmósfera. Esto equivale a la emisión anual de carbono de Alemania (sexto país que más contamina en el mundo).
Se sabe que seguirán habiendo desastres inevitables, aunque se intente reducir los riesgos. Esto costará a todas las economías y sociedades un porcentaje cada vez más alto del PIB en pérdidas.
¿Cuáles son el Riesgo Climático y el Costo?
Como explicó Andrea Zanon en el informe del Banco Mundial sobre desastres naturales de 2014, el número total de desgracias climáticas mundiales se ha duplicado desde 1980.
Al observar de cerca la base de datos de desastres globales (EM-DAT), estos (en particular, inundaciones, sequías, incendios y tormentas tropicales) están aumentando en intensidad y frecuencia; ocurriendo en áreas que anteriormente no eran afectadas por estas desgracias. La tendencia es causada principalmente por el cambio climático, y se incrementa con el agotamiento de los recursos de la naturaleza, el urbanismo masivo y el aumento de carbono inyectado a la atmósfera.
En cuanto al costo de los desastres hechos por el clima, gracias a la NOAA (Administración Nacional Oceanográfica Atmosférica) existen datos confiables de EE.UU. que dan una idea de su importancia. A través del “informe de desastre de mil millones de dólares”, la agencia muestra el grave aumento de los percances y su valor económico general.
En 2020, en EE.UU. hubo "22 desastres que costaron 1 billón de dólares cada uno", lo que equivale al 1% del PIB. Teniendo en cuenta todos los valores directos e indirectos de estos hechos, el costo sería aún mayor.
Se proyecta que 2021 será mucho peor en términos de la cantidad de desastres, así como del agravio económico que causan. Para brindar un ejemplo sorprendente de qué tan dañinos se están volviendo los eventos climáticos, el caso con mayor costo del año fue el frío invernal del 10 al 19 de febrero (que golpeó duramente a Texas y otros estados del sur de los EE.UU.) causando daños directos e indirectos aproximados de $120 millardos. Según las autoridades locales, el monto final puede rondar los 250 mil millones de dólares. Este hecho por sí solo ha causado muchas pérdidas patrimoniales que todas las desgracias climáticas de 2020. Lo explica Enki Research, más del 90% de estos costos podrían haberse evitado con medidas básicas de prevención.
En términos de daños financieros mundiales, según Munich-Re (el Grupo Europeo de Reaseguros), “las pérdidas monetarias globales en 2020 aumentaron un 26,5%” en comparación con las que hubo en 2019.
¿Cuál es el escenario más probable independiente de lo acordado en la 26ª Conferencia Cambio Climático de las Naciones Unidas (CP26) en Glasgow?
Los desastres naturales causados por el cambio climático afectarán cada vez más a países y personas sin importar las medidas de adaptación y reducción pactadas en lo mediato por las naciones líderes. Especialistas creen que para el año 2050 esto causará $23 mil millones en pérdidas del PIB mundial (en 2020 el PIB global fue de 84,5 billones USD), lo que corresponde de un 11 a 14 % menos en la producción económica del planeta (The Economic of Climate Change, Swiss-Re, abril de 2021).
Acciones para una mayor resiliencia y futuro competitivo
La ciencia sobre el cambio climático es clara y cada vez más apoyada por la mayoría de los líderes financieros, empresariales y políticos. Es una realidad que seguirá teniendo impacto en las economías, los mercados y las sociedades, creando oportunidades y riesgos disruptivos. Con estos desafíos, la dirigencia política, empresarial y financiera deben comprometerse y unirse para evitar peor panorama al descrito anteriormente.
Independientemente de las afiliaciones políticas y comerciales, es deber de todos trabajar hacia estas “propuestas mínimas viables”:
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Invertir en la recopilación de datos climáticos, evaluación de riesgos (cuantificación del posible costo probable del riesgo climático) y el mecanismo de intercambio
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Establecer incentivos atractivos para que las industrias intensivas en carbono avancen hacia la descarbonización
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Promover la resiliencia climática como parte de una estrategia ESG más integral
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Educar a la comunidad empresarial y financiera sobre el riesgo/oportunidad en cuestión (¿Por qué invertir en ESG?)
Prevenir activamente es eficaz. Los países y las economías son más competitivos y resistentes a una fracción del costo de un enfoque de respuesta a emergencias.
*Andrea Zanon es asesor de Estrategia y Resiliencia Ambiental, Social y de Gobernanza (ESG) y ha asesorado a más de 15 ministros de Finanzas y a más de 100 corporaciones globales sobre cómo desarrollar países y sociedades con más resiliencia.
Fuente Comunicae
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